bisturí inteligente que detecta el cáncer
Evitará que muchos pacientes tengan que volver a cirugía para extirpar las células cancerosas que quedaron después de las operaciones. El nuevo y revolucionario bisturí creado por por un químico en Reino Unido, analiza los tejidos en tan sólo tres segundos.
Al operar a pacientes con tumores malignos, los cirujanos se ven obligados, en la mayoría de los casos, a cortar tejido circundante que está sano, para asegurarse de que no queden células malignas en el cuerpo. Pero eso podría ser inncesario desde ahora, ya que científicos del Imperial College London, en Reino Unido, desarrollaron el iKnife, un electrobisturí inteligente.
El nuevo bisturí distingue los tejidos los sanos de los cancerosos después de un análisis que sólo dura tres segundos, y sin molestias ni complicaciones para el paciente.
Cuando este innovador bisturí esté en los quirófanos, ahorrará tiempo a médicos y pacientes, porque cuando los cirujanos extirpan el cáncer junto con un reborde de tejido sano para intentar garantizar la extracción total del tumor, puede haber fallas. Y aunque se manda a hacer una biopsia urgente si el cirujano lo cree necesario, hay que esperar al menos media hora, manteniendo al paciente con anestesia y esperando el resultado.
El bisturí absorbe esas moléculas del aire y las envía a un espectrómetro de masas para analizarlas: allí se distingue un tejido sano de uno canceroso, porque ambos tienen una huella química desigual.
ASIENTO QUE PREVIENE INFARTOS
Los
ingenieros del Centro de Investigación Europeo de Ford en Aachen, Alemania, en
colaboración con la Universidad Técnica de Renania-Westfalia en Aachen,
desarrollaron el prototipo de asiento que utiliza tecnología ECG
(electrocardiográfica), que monitoriza los impulsos eléctricos generados por el
corazón.
Dichos impulsos podrán ser convertidos en señales que pueden ser analizadas por expertos o software médico, y detectar signos de irregularidad que pueden avisar de manera preventiva que el conductor debería buscar atención médica, porque podría padecer un ataque cardíaco u otras dolencias cardiovasculares.
El asiento ECG de Ford funciona con seis sensores que detectan la actividad cardíaca a través de la ropa del conductor, simulando a una máquina electrocardiográfica normal como la que utilizan los médicos.
Los sensores, colocados en la superficie del respaldo del asiento, han sido especialmente diseñados para ser capaz de detectar la firma electrónica del corazón a través de la ropa.
Aún se trabaja para que los sensores funcionen con todo tipo de materiales, ya que hay ciertos tipos de tela sintética y lana que pueden causar interferencia eléctrica que alteren la señal de los impulsos eléctricos.
Teniendo en cuenta que el 23 por ciento de la población europea tendrá 65 años o más en 2025, y que esta cifra llegará al 30 por ciento en 2050, es evidente que el número de conductores con riesgo de sufrir ataques cardíacos aumentará en las próximas décadas.
Dichos impulsos podrán ser convertidos en señales que pueden ser analizadas por expertos o software médico, y detectar signos de irregularidad que pueden avisar de manera preventiva que el conductor debería buscar atención médica, porque podría padecer un ataque cardíaco u otras dolencias cardiovasculares.
El asiento ECG de Ford funciona con seis sensores que detectan la actividad cardíaca a través de la ropa del conductor, simulando a una máquina electrocardiográfica normal como la que utilizan los médicos.
Los sensores, colocados en la superficie del respaldo del asiento, han sido especialmente diseñados para ser capaz de detectar la firma electrónica del corazón a través de la ropa.
Aún se trabaja para que los sensores funcionen con todo tipo de materiales, ya que hay ciertos tipos de tela sintética y lana que pueden causar interferencia eléctrica que alteren la señal de los impulsos eléctricos.
Teniendo en cuenta que el 23 por ciento de la población europea tendrá 65 años o más en 2025, y que esta cifra llegará al 30 por ciento en 2050, es evidente que el número de conductores con riesgo de sufrir ataques cardíacos aumentará en las próximas décadas.
Un piercing en la lengua para controlar la silla
de ruedas
Un imán perforado en la lengua podría cambiar
la forma en que los paralíticos interactúan con el mundo.Los diminutos
movimientos de este piercing imantado en la lengua son detectados por sensores
y convertidos en órdenes que pueden controlar una serie de dispositivos.Según
el equipo estadounidense que desarrolló esta tecnología, se aprovecha la
"increíble" destreza de la lengua.
Los investigadores del Instituto de Tecnología de Georgia, Estados
Unidos, cuyo trabajo fue publicado en la revista Science Translational Medicine,
aprovecharon el arte corporal para mejorar las sillas de ruedas, debido a la
espectacular flexibilidad de la lengua.
Una parte importante del cerebro está dedicada a controlar la lengua,
debido a su papel en el habla. Este órgano muscular también tiene la ventaja de
no verse afectado por lesiones en la médula espinal que puedan paralizar al
resto del cuerpo, como en el caso de los tetrapléjicos, porque tiene una línea
directa con el cerebro.
El piercing del tamaño de una lenteja produce un campo magnético que cambia cada vez que la lengua se mueve. Los
sensores en las mejillas pueden detectar la posición precisa del piercing.
En la prueba hecha con 23 personas completamente sanas y 11 con
tetraplejia, se programaron seis posiciones en la boca para controlar una silla
de ruedas. Si la persona quería moverse hacia la izquierda, sólo debía tocar la
parte interna de la mejilla izquierda.
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